Ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. 1Jn 4:11.
La esencia de la vida es amar.
El propósito primordial de nuestra vida en la tierra no es adquirir posesiones, lograr una posición social, conquistar el éxito o ni siquiera experimentar la felicidad. Esos son temas secundarios. La esencia de la vida es amar y desarrollar relaciones con Dios y con otras personas. Tal vez tengamos éxito en muchas áreas, pero si no aprendemos cómo amar a Dios y a los demás, habremos perdido la razón por la cual Dios nos creó y nos colocó sobre este planeta. Aprender a amar es la lección más importante de la vida. Por eso Jesús nos dio el mandamiento de “amarnos unos a otros como él nos ha amado” (Jn 13:34). No hay nada que pueda comparársele. ¿Por qué? Porque Dios es amor y quiere que nosotros seamos más semejantes a Él. Dios nos ama profunda e incondicionalmente. Él desea que aprendamos a devolverle ese amor y que amemos a los demás, especialmente a los miembros de nuestra familia y los creyentes en la familia de Dios. Mas he aquí el problema: para nosotros el amor no es natural. La naturaleza humana piensa primero en sí misma. Por naturaleza hacemos lo que consideramos más conveniente a nuestros intereses, y a menudo ni siquiera nos detenemos a considerar cómo esto afectara a otros. Dios quiere que, a medida que crezcamos espiritualmente, lleguemos a ser más dadivosos y menos egoístas. Pero todos hemos conocido personas que nunca crecieron ni consideraron nada más que sus deseos y apetitos. El egocentrismo es la raíz de prácticamente todos los problemas, tanto personales como globales. El verdadero amor coloca las necesidades de los demás antes que las propias. Es hacer del problema de otros nuestro problema. Es dar a alguien sin garantía alguna de obtener nada a cambio. Es ofrecer a otros lo que necesiten, no lo que se merecen. Aunque el amor puede crear sentimientos intensos, el amor no es un sentimiento, es una decisión, una acción, un tipo de conducta, un estilo de vida, un mandamiento. El amor es sacrificarse por los demás. La mayoría de las personas en el mundo ni siquiera tienen una idea vaga de lo que es el verdadero amor. Las canciones que dicen: “Te necesito, te quiero para mí, tengo que tenerte” no son canciones de amor, sino canciones de lujuria. El verdadero amor se concentra en cómo puedo servir, no en como otro me puede servir a mí. Es lo opuesto de nuestra tendencia egoísta. Es por eso que debemos aprender a amar. No es fácil. El verdadero amor requiere conocimiento, la gracia de Dios y mucha práctica. Debemos recapacitar para pensar y actuar de manera afectuosa. Durante cuarenta días de comunidad vamos a aprender a amarnos unos a otros de cuarenta formas diferentes. Estas maneras se llaman “Los unos a los otros dela Biblia ”. Son instrucciones prácticas para aprender a amar en situaciones de la vida real. El amor, como un diamante, es multifacético. Estas lecturas diarias nos ayudarán a entender y practicar un aspecto diferente del amor. Todos los días, apartemos un tiempo para pensar seriamente en lo que hemos leído. Aprender el amor genuino no es fácil, pero bendecirá nuestras vidas más abundantemente de lo que podamos llegar a imaginar. Y además, nos preparará para la eternidad. Desde luego, nosotros solos no podemos aprender a amar; necesitamos desarrollar relaciones con diferentes tipos de personas para practicar cómo amar a otros. La Biblia llama a esto “estar en comunidad” que es sinónimo de compañerismo. Para practicar el mandamiento de “los unos a los otros” que Dios nos ha dado, es absolutamente esencial involucrarnos en una iglesia en casa con el fin de aprender de Jesús para finalmente establecer una iglesia en nuestra propia casa y así practicar el amor principalmente con aquellos con los cuales vivimos. Una reunión de iglesia debe ser más que solo un estudio bíblico, aunque esto es componente importante; se debe procurar también tiempo para interactuar, compartir, hacer preguntas y orar los unos por los otros. La comunidad (o compañerismo) en la iglesia, es el contexto donde aprendemos a amar. Si nos reunimos semanalmente en un ambiente de una iglesia en casa con dos o tres personas, además de los miembros de la familia, podremos aplicar lo que aprendemos. El punto de comienzo para edificar una verdadera comunión es reconocer cuánto nos ama Dios. Él no solo nos ama a los creyentes, sino a todos los demás, y quiere que sus hijos se amen mutuamente. Hay tres fundamentos para vivir una vida de amor: El amor de Dios por nosotros nos da la razón para amarnos unos a los otros; el amor de Dios en nosotros nos da la habilidad para amarnos unos a los otros; el amor de Dios por medio de nosotros nos da la forma de amarnos unos a los otros.
[Repite en voz alta]
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1ª Juan 4:19
[Ora por los países]
* Que el evangelio llegue a cada habitante
Afganistán – República Islámica de Afganistán
Albania – República de Albania
Alemania – República Federal de Alemania
Andorra – Principado de Andorra
Angola – República de Angola
[Intercede]
1. Hermanos y hermanas
2. Los hombres de nuestro país
3. El Presidente de la República
4. El Gobernador del Estado
5. Directivos de Escuelas y Universidades
6. Directivos de Empresas y Negocios
7. Directivos de Hospitales
8. Directivos de Guarderías
9. Directivos de Orfanatorios y Casas Hogar
10. Directivos de Albergues
11. Directivos de Prisiones
12. Pastores de iglesias y sus familias
13. Líderes de iglesias y sus familias
14. Ministerios de niños de iglesias
15. La Nación de Israel
16. El Estado
17. El país
18. El mundo
19. Los más de 7 millones de mexicanos que hablan dialecto
20. ONU (Organización de las Naciones Unidas)
21. Que haya un avivamiento fresco del Espíritu en todas las iglesias y líderes espirituales.
22. Que cada rincón del país sea alcanzado con el evangelio de Jesucristo, con la palabra de Dios fresca y limpia, sin adulterar.
23. Por protección sobre los pueblos y cristianos perseguidos por su fe en Jesús, que Dios levante autoridades que les hagan justicia.
24. Que se frene el avance de las sectas falsas, que sean confundidos los espíritus de error.
[Escucha y lee]
El propósito primordial de nuestra vida en la tierra no es adquirir posesiones, lograr una posición social, conquistar el éxito o ni siquiera experimentar la felicidad. Esos son temas secundarios. La esencia de la vida es amar y desarrollar relaciones con Dios y con otras personas. Tal vez tengamos éxito en muchas áreas, pero si no aprendemos cómo amar a Dios y a los demás, habremos perdido la razón por la cual Dios nos creó y nos colocó sobre este planeta. Aprender a amar es la lección más importante de la vida. Por eso Jesús nos dio el mandamiento de “amarnos unos a otros como él nos ha amado” (Jn 13:34). No hay nada que pueda comparársele. ¿Por qué? Porque Dios es amor y quiere que nosotros seamos más semejantes a Él. Dios nos ama profunda e incondicionalmente. Él desea que aprendamos a devolverle ese amor y que amemos a los demás, especialmente a los miembros de nuestra familia y los creyentes en la familia de Dios. Mas he aquí el problema: para nosotros el amor no es natural. La naturaleza humana piensa primero en sí misma. Por naturaleza hacemos lo que consideramos más conveniente a nuestros intereses, y a menudo ni siquiera nos detenemos a considerar cómo esto afectara a otros. Dios quiere que, a medida que crezcamos espiritualmente, lleguemos a ser más dadivosos y menos egoístas. Pero todos hemos conocido personas que nunca crecieron ni consideraron nada más que sus deseos y apetitos. El egocentrismo es la raíz de prácticamente todos los problemas, tanto personales como globales. El verdadero amor coloca las necesidades de los demás antes que las propias. Es hacer del problema de otros nuestro problema. Es dar a alguien sin garantía alguna de obtener nada a cambio. Es ofrecer a otros lo que necesiten, no lo que se merecen. Aunque el amor puede crear sentimientos intensos, el amor no es un sentimiento, es una decisión, una acción, un tipo de conducta, un estilo de vida, un mandamiento. El amor es sacrificarse por los demás. La mayoría de las personas en el mundo ni siquiera tienen una idea vaga de lo que es el verdadero amor. Las canciones que dicen: “Te necesito, te quiero para mí, tengo que tenerte” no son canciones de amor, sino canciones de lujuria. El verdadero amor se concentra en cómo puedo servir, no en como otro me puede servir a mí. Es lo opuesto de nuestra tendencia egoísta. Es por eso que debemos aprender a amar. No es fácil. El verdadero amor requiere conocimiento, la gracia de Dios y mucha práctica. Debemos recapacitar para pensar y actuar de manera afectuosa. Durante cuarenta días de comunidad vamos a aprender a amarnos unos a otros de cuarenta formas diferentes. Estas maneras se llaman “Los unos a los otros de
[Repite en voz alta]
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1ª Juan 4:19
[Ora por los países]
* Que el evangelio llegue a cada habitante
Afganistán – República Islámica de Afganistán
Albania – República de Albania
Alemania – República Federal de Alemania
Andorra – Principado de Andorra
Angola – República de Angola
[Intercede]
1. Hermanos y hermanas
2. Los hombres de nuestro país
3. El Presidente de la República
4. El Gobernador del Estado
5. Directivos de Escuelas y Universidades
6. Directivos de Empresas y Negocios
7. Directivos de Hospitales
8. Directivos de Guarderías
9. Directivos de Orfanatorios y Casas Hogar
10. Directivos de Albergues
11. Directivos de Prisiones
12. Pastores de iglesias y sus familias
13. Líderes de iglesias y sus familias
14. Ministerios de niños de iglesias
15. La Nación de Israel
16. El Estado
17. El país
18. El mundo
19. Los más de 7 millones de mexicanos que hablan dialecto
20. ONU (Organización de las Naciones Unidas)
21. Que haya un avivamiento fresco del Espíritu en todas las iglesias y líderes espirituales.
22. Que cada rincón del país sea alcanzado con el evangelio de Jesucristo, con la palabra de Dios fresca y limpia, sin adulterar.
23. Por protección sobre los pueblos y cristianos perseguidos por su fe en Jesús, que Dios levante autoridades que les hagan justicia.
24. Que se frene el avance de las sectas falsas, que sean confundidos los espíritus de error.
[Escucha y lee]