Ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor. Gá 5:13.
Somos salvos para servir a otros.
Muchas personas tienen el concepto equivocado de que el "llamado" de Dios es solo para misioneros, pastores, monjas y otros líderes de la iglesia, pero la Biblia dice que todos estamos llamados a servir a Dios al servir a otros. No somos salvos por servir, pero somos salvos para servir.
El versículo de hoy nos da tres perspectivas acerca del servicio a Dios al servirnos unos a otros:
Primero, la base para servir a otros es la salvación. Pablo dice: Ustedes han sido llamados a ser libres. Usted no puede servir a Dios mientras que Jesús no lo libere. Este es el requisito previo para servir. Mientras que usted no experimente el poder transformador de la gracia de Dios en su vida, sus hábitos, heridas y complejos lo tendrán demasiado esclavizado para pensar mucho en los demás. Sin la libertad del perdón terminará sirviendo por razones equivocadas, tales como tratar de ganarse la aprobación de los demás, tratar de escapar de su dolor, tratar de remediar su culpa o tratar de impresionar a Dios. El servicio al cual lo motivan estas razones ilegítimas está destinado, por último, a dejarlo cansado y amargado.
Segundo, la barrera para servir a otros es el egoísmo. Pablo advierte: pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. La razón número uno por la cual no tenemos el tiempo ni la energía para servir a los demás es porque estamos preocupados con nuestras agendas, sueños y placeres. A fines de la década de 1960 el movimiento híppie barrió a través de San Francisco y luego de la nación. Por lo general, los hippies eran adultos jóvenes, de edad universitaria, que se rebelaban contra las autoridades y se pavoneaban acerca de su libertad, satisfaciéndose con el sexo y las drogas libres. Dormían en el parque Golden Gate y en lugar de buscar trabajo, andaban como pordioseros.
Con mucho orgullo se denominaron "la contracultura", no obstante hacían exactamente lo que hace la mayoría de las personas en nuestra cultura: satisfacerse a si mismos. Hasta el día de hoy, los comerciales en la televisión gritan: "¡Obedezca a su sed! ¡Téngalo a su manera! Haga lo que más le convenga. Vele por los intereses del #1". La mayor parte del tiempo, estamos más interesados en que nos sirvan que en servir.
Sin embargo, es al servir a otros que adoptamos un modo de vida verdaderamente contracultural. Es mucho más radical defender los intereses de otros que defender los nuestros. Solo una pequeña minoría de personas dedica sus vidas para servir a otros. Pero Jesús dijo: Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará (Mt 8:35).