martes, 31 de agosto de 2010

Tema del dia 30

[Escucha y Lee]

Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo. Gá 6:2. 

Debemos llevarnos las cargas unos a otros.

El sentir de este versículo es que debemos ayudar a nuestros hermanos y hermanas a llevar las cargas pesadas de la vida: una pérdida terrible, una circunstancia demoledora, un diagnóstico doloroso. Estas son las clases de problemas que amenazan nuestro bienestar y nos destruyen, similares a la presión del peso de la cruz que Jesús cargó hasta el Gólgota (Jn 19:17). Como Simón de Cirene, que ayudó a Jesús a llevar la pesada cruz de madera (Mr 15:21), así también nosotros debemos dar un paso al frente para apoyar a nuestros amigos, aunque eso signifique llevar sus cargas durante un tiempo. Martín Lutero se refirió a esto como la ley del amor mutuo; como una comunidad de creyentes, debemos trabajar juntos para encarar los muchos desafíos de la vida (Gá 6:2).

Nuestros actos de amor y apoyo del uno por el otro completan esta "ley de Cristo". Somos mejores juntos a medida que nos ayudamos mutuamente a enfrentar los problemas en nuestros hogares, profesiones, matrimonios y con nuestra salud. Edificamos las vidas basándonos en la promesa del Padre, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará (Dt 31:6), y le ofrecemos esa misma promesa a nuestros familiares y amigos.

Aquí verá algunos principios fundamentales para encarar juntos los tiempos difíciles:

·   Abra su corazón a Dios. Sentimos todo tipo de emociones cuando encaramos una crisis: temor, ira, preocupación, depresión, resentimiento, impotencia. Nuestras iglesias en casa pueden brindar un ambiente poderoso cuando derramamos nuestros corazones a Dios (Sal 62:3) y unos a otros. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido (Sal 34:18). Jesús dijo: Dichosos los que lloran, porque serán consolados (Mt 5:4).
·   Ayude a otros a recibir mientras lloran. No permita que los miembros de su iglesia en casa se aíslen cuando estén pasando una crisis. Ofrézcales apoyo, ánimo y visítelos. Pr 18:24
·   Juntos sean agradecidos. Motívense unos a otros para liberarse de la amargura (He 12:15), recordando ser agradecidos y concentrándose en lo que queda, no en lo que está perdido.
·   Concéntrese en el valor verdadero. A veces una crisis nos ayuda a identificar nuestros valores, revela lo que verdaderamente nos interesa. Jesús nos dijo: La vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes (Lc 12:15)
·   Apóyese en Jesús. Permita que Cristo le traiga estabilidad en la crisis. Constantemente Dios cuida de sus hijos, ayudándolos a enfrentar las malas noticias (Sal 112:6-7).
·   Esté atento a la dirección de Dios. “Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles el futuro que esperan”.(Jer 29:11)
·   Confíe en las manos de Dios. Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar (Sal 46:1-2).


Inevitablemente, diferentes miembros de su grupo pequeño enfrentarán crisis, y cuando así sea, usted debe ver esa crisis como si fuera suya, ofreciéndole apoyo tangible y constante ánimo. Algún día, tal vez usted necesite la misma ayuda para pasar un tiempo difícil. Si trabajamos juntos, podremos decir confiadamente: Estábamos un agobiados bajo tanta presión, que hasta perdimos la esperanza de salir con vida…Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios, que resucita a los muertos. Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza, y seguirá librándonos (2Co 1:8-10).