Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común. Hch 2:44
Usted tiene más para compartir de lo que se imagina.
La iglesia primitiva entendía este concepto, en Hch 2:44 se describe la vida en común que ellos tenían: Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común. Si alguien en la congregación tenía alguna necesidad, todos trabajaban juntos para satisfacerla. El Espíritu guió a algunos creyentes a vender sus posesiones y dar el dinero a los que tenían necesidad (Hch 4:34-35). Esto no es comunismo, es comunidad. Significa que quedarnos con más de lo que posiblemente podemos necesitar no está bien (2R 7:8-9), y que cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas (1P 4:10). Es decir, debemos ser generosos con las distintas cosas que Dios nos ha dado y debemos compartirlas para que todos las puedan disfrutar. Todo lo que tenemos es buena dádiva y don perfecto (Stg 1:17) de nuestro Padre celestial, quien nos da pródigamente toda bendición espiritual en Cristo (Ef 1:3). Damos con generosidad porque Dios nos dio con generosidad. Puede que no tenga mucho dinero para dar, pero puede dar su tiempo y sus talentos; esa es una gran parte de ser generoso.
Además, también puede ser generoso con su abundancia de posesiones. Por ejemplo:
· Ropa de bebé guardada en un ropero
· Una computadora vieja
· Boletos extras para una actividad deportiva.
· Millas de avión del programa “Viajero Frecuente”
· Las dos tostadoras de más que le regalaron en su boda,
Imagínese cuánto podría bendecir a otros si sencillamente limpiara sus armarios y diera a otros su abundancia, si regalara las cosas que usted no usa a personas que sí lo harán. Cuando usted regale estos artículos, establezca un modelo de amor incondicional al hacerlo sin compromisos. Pero hay un aspecto importante, ¡usted no tiene que regalar algo para compartirlo! Puede que usted sea rico en el sentido de que tiene muchas cosas que puede prestar a otros. Cualquiera puede permitirse el compartir cosas como: Una bodega llena de herramientas, su cabaña de vacaciones cuando está vacía, el carro extra que rara vez usa. Cuando no compartimos, estamos impidiendo que la comunidad de creyentes experimente todas las bendiciones de Dios y somos pobres mayordomos de lo que Dios nos ha dado. Quiere decir que algunos regalos de Dios no se usan tanto como pudieran. Más que todo, nos estamos privando del gozo de una vida generosa entre hermanos cristianos.
Hay otra razón por la que necesitamos aprender a ser generosos los unos con los otros: esto edificará nuestra fe para ser generosos con el mundo. Aproximadamente tres mil millones de personas, casi la mitad del mundo, vive con menos de dos dólares al día. Su iglesia en casa podría transformar la vida de una comunidad entera en un país del tercer mundo al vivir juntos con generosidad. La cortadora de césped que usted le presta a otro creyente o la ropa de bebé que le regala a otra familia podrían ayudar a que su grupo en conjunto ahorrara dinero suficiente como para sostener a un pueblo del tercer mundo durante más de un mes.
Al aprender a ser generosos en conjunto, he aquí algunas características que debemos desarrollar:
· Recuerde que todo le pertenece a Dios. Nuestra cosecha viene de Dios, quien incluso nos dio las semillas para sembrar. Dios da la semilla que se siembra y el pan que nos alimenta, y también les dará a ustedes todo lo necesario y hará que cada vez tengan más y más, para que puedan ayudar a otros (2Co 9:10).
· Dé con corazón alegre. Dios no quiere sus posesiones. Él quiere su corazón (Mt 6:21) ¿Qué le motiva a dar? Pablo escribió: Dios ama al que da con alegría (2Co 9:7).
· Nunca dé porque se sienta presionado. Dios quiere que usted dé según lo que haya decidido en su corazón. Eso lo protegerá de las peticiones dramáticas y las presiones indebidas. Si usted se siente presionado a dar, no lo haga. Dios quiere que usted examine con detenimiento su propia generosidad y que luego dé voluntariamente. Sea sensible para con los de su iglesia en casa mientras ellos deciden lo que Dios quiere que den y compartan.
En realidad usted tiene más para compartir de lo que se imagina. Dios promete que el que es generoso prospera; el que reanima será reanimado (Pr 11:25). Aprenda a vivir con generosidad. Como resultado usted será más rico al final.