domingo, 22 de mayo de 2011

Tema del dia 82

SIETE PASOS PARA LA ORACIÓN CON RESPUESTA parte 2. 
Pensar pensamientos de fe y hablar palabras de fe, llevarán al corazón de la derrota a la victoria


(5) RECHAZA LA DUDA. 
Stg 1:6-8 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos


Deja que cada deseo y pensamiento se afirmen hasta que tengas lo que pides. Nunca permitas una imagen mental de fracaso que permanezca en tu mente. Nunca dudes ni por un minuto que tendrás respuesta. Si la duda persiste, repréndela. Mantén tu mente en la respuesta. La duda es del diablo. Recházala. Erradica cada imagen, sugerencia, pensamiento o sentimiento que no contribuya con tu fe. Concéntrate en las cosas que contribuyen a tu confesión de lo que necesitas de Dios. A Paty, la hija de 3 años de un pastor, algo creciente le apareció en el vértice de su ojo izquierdo. Siguió creciendo  más y más grande hasta que estaba del tamaño de la punta de su dedo meñique. Era un asunto de preocupación. Su papá sabía en su espíritu que eso desaparecería. Los amigos les decían: “Oh, probablemente eso desaparecerá cuando crezca”. El pastor entonces llevó a su hija con un especialista para saber del asunto. El doctor le dijo: “Paty tiene una formación que no se quita sin cirugía”. Sugirió que la operaran, porque la formación se hacía más y más grande hasta que eventualmente podría quedar colgando de la cara. Le agradeció por su diagnóstico y se fue. Esa noche, a las 10:15 pm, oró al respecto: “Señor Jesús, el doctor dice que será necesaria una operación, pero en Jn 16:23 dices que cualquier cosa que pida al Padre en tu nombre, me será dado. Me baso en la Escritura. Te lo he pedido y ahora creo que lo has hecho. Creo hoy a las 10:15 pm en la sanidad de mi bebé. Te agradezco por su sanidad. En el nombre de Jesús, amén”. Se levantó de sus rodillas y se dirigía a la cama, cuando el diablo le dijo que encendiera la luz y viera si la formación había desaparecido. Inmediatamente resistió ese pensamiento. Muchas veces durante la noche se despertó con el mismo pensamiento “ve a ver si la formación ya se quitó”. Dijo: “Satanás, ¿por qué debería levantarme, encender la luz y ver si ya se quitó? Yo sè que se quitó porque Dios me dio su palabra en eso”. La misma sugerencia vino por la mañana y otra vez la echó fuera de su mente. Se mantuvo diciendo: “Jesucristo sanó a Paty en la noche anterior a las 10:15 pm”. Cuando la vio en el desayuno, la formación seguía en su ojo. Pero la Biblia nos dice que caminemos por fe y no por vista. Ignoró la evidencia física del crecimiento, camino por fe y se mantuvo agradeciendo a Dios por su sanidad. Cada vez que la familia se reunía en la mesa para cenar, él veía ese feo crecimiento justo enfrente de él, pero él solo se mantenía dando gracias a Dios por la sanidad que había tenido lugar esa noche a las 10:15 pm. El estaba tan absorto en agradecer a Dios por la sanidad que no se dio cuenta cuándo fue que la formación desapareció. Pocos días después, iba en el carro son su esposa y su hija Paty venía en medio de ellos. Se volteó para decirle algo a su esposa y notó que la formación del ojo de Paty se había ido. Cuando se lo mencionó a su esposa, ella le dijo que había desaparecido cerca de diez días atrás. Vemos un milagro como resultado de creer a Dios y agradecerle por su respuesta, aunque nuestros sentidos físicos nos digan que no ha sucedido. Este es el mundo donde las batallas en oración se pelean y se ganan. Nuestros pensamientos son gobernados por la observación la asociación y las enseñanzas. Debemos guardarnos de cada pensamiento y duda que venga a nuestra mente. Debemos estar lejos de lugares que no den soporte a nuestra confesión de que Dios ha respondido nuestras oraciones (algunas veces eso significa alejarse de iglesias que enseñan más duda que fe, sobre todo de la mayoría de los Institutos Bíblicos). Fil 4:8 dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” 


(6) MEDITA EN LAS PROMESAS DE DIOS
Pr 4:20-22 Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. 


Medita constantemente en las promesa en las que basas las respuestas a tus peticiones. Visualízate a ti mismo en posesión de lo que has pedido a Dios, y haz planes como si ya fuera una realidad. Dios honra Su palabra si tu actúas conforme a ella. La palabra de Dios dice que Él escucha y responde las oraciones. Si Su palabra  no se aparta de tus ojos, puedes estar seguro de visualizarte a ti mismo con las cosas que has pedido. Pero si no permaneces en Su palabra, no recibirás nada del Señor. La única forma en la que Dios actúa es a través de Su palabra, y requiere fe de nuestra parte, porque sin fe es imposible agradar a Dios. Dios se mueve alineadamente con Su palabra. ¡Dios ha magnificado su Palabra por encima de todas las cosas. Si permaneces en Su palabra, puedes asegurar que recibirás de Dios. Mucha gente ora y ora, pero no oran de acuerdo a Su palabra. Jesús dijo: “Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieren, y les será hecho”. Jesús no solo dijo: “Si permanecen en mí”, sino que Él agregó: “y mis palabras permanece en ustedes”. Con Sus palabras permaneciendo en nosotros tenemos un sólido fundamento. Cuentan de una hermosa anciana evangelista en Texas. Mucha gente había sido salvada y llena del Espíritu por su ministerio. A la edad de 80 años había sido operada y los doctores habían encontrado siete cánceres en su cuerpo. Ellos solo la cocieron y le dijeron que le queda poco tiempo de vida. Habían pasado meses y, a pesar de que estaba en cama, seguía con vida. Cuando un siervo de Dios la visitó, ella le dijo que ya estaba suficientemente vieja y enferma para morir, pero él la motivó a dejar que Dios la sanara primero, porque aún podía ganar muchas almas a su edad. Él le leyó Proverbios 4:20-22 y le dijo que ser viera a sí misma sana y predicando. ¡Seis meses después estaba muy ocupada atendiendo reuniones de evangelismo! Se veía diferente porque había ganado peso y parecía estar en excelente salud. Estaba muy gozosa de que Dios no la dejó morir. Comenzó a proyectarse a sí misma sana, y ahora estaba trabajando de nuevo para el Señor y tenía reuniones evangelísticas programadas para todo el año. Ella vivió hasta los 91 años. No murió de cáncer. Disfruto muchos más años fructíferos para Su Maestro. Once años antes, se había visualizado muerta, pero logró verse con lo que Dios había provisto para ella. Tenemos que vernos a nosotros mismos con la respuesta. 


(7) ALABA A DIOS
Fil 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. La Biblia amplificada dice: “Por nada estén inquietos ni ansiosos, no tengan ninguna ansiedad por nada”. 


Si estamos inquietos y ansiosos, ayunar y orar no servirán de nada. Este texto dice “con acción de gracias” y viene enseguida de orar por algún asunto. Le damos gracias a Dios por su respuesta después de haber orado. El paso final para la oración con respuesta es levantar tu corazón a Dios constantemente en gratitud y aumentar la alabanza por lo que Él ha hecho y por lo que está haciendo ahora. Haz de cada oración que hagas, un manifiesto de fe y alabanza, no un manifiesto de incredulidad. Pensar en pensamientos de fe y hablar palabras de fe llevan al corazón de la derrota a la victoria. No aceptes la derrota. No seas negativo. Es el derecho de tu familia –tu derecho de redención- el tener lo que Dios ha prometido. Es tuyo y vendrá, acéptalo y será hecho realidad. Andrew Murray dijo: “No es de buen gusto pedir a Dios por la misma cosa una y otra vez. Si oras otra vez por algo que no se ha materializado, no ores de la misma manera, porque sería una incredulidad. Recuerda a Dios lo que has pedido y lo que dice Su palabra y dile que aguardas que llegue. Luego agradécele por eso”. En una ocasión un pastor dirigió una oración por un hombre que estaba moribundo en el hospital. Después de orar, dio gracias a Dios por escucharlos. Después preguntó a la congregación cuántos se mantendrían pidiendo por este hombre en el hospital.  Casi todos levantaron la mano. “¿Para qué quieren hacer eso?” – preguntó el pastor – “Ya hemos pedido por él. Ahora mantengámonos alabando a Dios porque Él ha sanado ya a este hombre”. Al terminar la reunión, vino alguien y anunció que el hombre moribundo repentinamente había revivido y que se pondría bien. Había visto a Jesús caminar hacia su cuarto y decir “Yo soy el Señor que te sana”. Despertó e inmediatamente estaba bien. Eso sucedió mientras oraban por él. Los que practican estos siete pasos para recibir respuesta a sus oraciones, descubrirán grandes victorias en su vida de oración.