LA VOLUNTAD DE DIOS EN LA ORACIÓN Parte 1.
La sumisión a la voluntad de Dios asegura la respuesta en el tiempo perfecto de Dios.
Mt 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
1Jn 5:14-15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
¿Por qué a veces Dios no contesta nuestras oraciones?
Cuando estemos pidiendo debemos esperar que se haga la voluntad de Dios. No esperemos que Dios nos conceda algo, cuando ese algo no sea de su agrado. Démonos cuenta de lo siguiente: Aún viendo nosotros que lo solicitado a Dios es algo bueno y sin contradecir los principios bíblicos, a veces no nos contesta, por algunas de las posibles razones siguientes:
1ª Puede que no sea Su tiempo perfecto, y nos lo concederá después de algún tiempo, según su plan.
Tal fue el caso de José el soñador, que fue encarcelado injustamente. Dios le había dado sueños en que él iba a gobernar y a ser una persona en grande autoridad. Sin embargo, pasaron catorce años desde la promesa que le fue dada en sueños (porque José tenía el don de interpretación de sueños y sabía el significado de los suyos propios). Claramente vemos que José pedía a Dios por su libertad física cuando pidió al copero de Faraón que intercediera por él para conseguir su libertad. Pero, ¿se imagina si hubiera salido dos años antes de que faraón tuviera sus propios sueños? No se hubiera cumplido el plan perfecto de Dios de salvar a Israel y a la humanidad entera de la devastación por el hambre. Sin embargo, y a pesar de que José era un hombre espiritual, consagrado a Dios y lleno de fe, Dios no le concedió lo que pedía sino hasta que llegó el tiempo perfecto. ¡Bendito sea Dios! ¡Él y sólo él conoce el tiempo perfecto para contestar nuestras oraciones conforme a Su perfecta voluntad! Si estamos orando con fe, dando gracias, siguiendo los siete pasos para la oración con respuesta y estamos practicando las seis cosas más importantes en la oración, y no llega la respuesta, entonces debemos perseverar en la acción de gracias y esperar con paciencia, porque mientras más tarde la respuesta es porque mayor y más glorioso será el milagro. Cuando pedimos a Dios, estamos concibiendo la respuesta por la fe. Después, cuando cada día damos gracias a Dios por la respuesta creyendo que ya hemos recibido lo que hemos pedido, estamos gestando la respuesta, regando y cuidando la semilla que hemos sembrado. Si somos constantes en orar en privado y pedir a otros que oren con fe por nuestra petición y nosotros oramos por las de otros, entonces podemos acelerar y adelantar el tiempo de Dios para que llegue la respuesta. Eso es verdad para la mayoría de nuestras necesidades. Sin embargo, hay algunas peticiones para las cuales Dios se reserva el tiempo, y nada lo puede ni adelantar ni retrasar, porque Él tiene un plan y propósito perfectos. De ahí la importancia de aprender a orar en el Espíritu y ejercitar los dones de lenguas e interpretación de lenguas. Claramente la Escritura enseña que el que ora en lenguas debe pedir en oración poder interpretarlas. Esa interpretación puede resultar en una profecía, una palabra de ciencia o una revelación. Es entonces cuando el Espíritu Santo nos puede dar la convicción de que nos responderá pero que tenemos que esperar y seguir ejercitando la fe.
2ª Puede que nos sea concedido de otra forma y no como lo esperábamos.
Tal fue el caso de Pablo cuando él pidió a los romanos que lo apoyaran con tres peticiones específicas: Ro 15:30-33 Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros. Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén. En Hch 21 a 28 vemos la respuesta a sus 4 peticiones.
Su primer petición fue contestada “que sea librado de los rebeldes que están en Judea”, pero a la manera de Dios, pues la multitud casi lo mata en el templo y tiene que ser librado por soldados romanos; luego de testificarles es encarcelado y a partir de ahí perseguido con un odio infernal aún dentro de la cárcel, al grado de que tiene que ser trasladado de una cárcel a otra por cuatrocientos setenta soldados.
Su segunda petición “que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta” fue contestada a la manera de Dios. Pablo había recorrido todas las iglesias recogiendo un donativo para los pobres que estaban en Jerusalén. Viajó a Jerusalén a entregar ese donativo económico. En vez de ser festejado y honrado con una fiesta de agradecimiento por tal labor, fue reprendido por los ancianos de la iglesia, y obligado a hacer voto de raparse la cabeza y pagar los votos de otros, para que los judíos vieran que no era cierto lo que se decía de él, que hablaba en contra de Moisés y enseñaba que no circuncidasen a sus hijos ni practicasen la ley. ¡Vaya aceptación de su ofrenda! Pero Pablo sabía que Dios tiene sus maneras y se sometió con agrado a Su voluntad y obedeció a los ancianos.
Su tercer petición “que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios” también fue contestada a la manera de Dios. Pablo era un viajero y él sabía que a veces los viajes no son lo que uno planea. Él pidió a los judíos romanos que Dios le diera un próspero viaje para ir a ellos (Ro 1:10-12) y aquí se los vuelve a pedir. ¿Contestó Dios esa petición? ¡Sí! ¡Pero a su manera! En vez de Pablo llegar en primera clase en un barco de lujo ¡llegó como prisionero en última clase, atado con cadenas, después de pasar semanas a la intemperie en altamar, naufragar, ser mordido por una serpiente venenosa y retrasar su viaje por meses en una isla llamada Malta! ¡Vaya respuesta! Dios respondió, claro, pero a su manera. Pablo solo quería llegar con gozo y tener un viaje próspero a Roma. Pero Dios tenía otros planes, quería que por medio de él el evangelio fuera anunciado a los reyes, autoridades y personas en eminencia en Cesarea, a los soldados romanos que le custodiaban, los presos que le acompañaban y toda la tripulación y viajeros del barco, y de paso a todos los habitantes de la isla de Malta para sembrar una iglesia allí.
Su cuarta petición “que sea recreado juntamente con vosotros” también fue contestada a la manera de Dios. Pablo esperaba ser bien recibido por los judíos en Roma. Pero ¡fue rechazado abiertamente por ellos al grado de que ni siquiera sabían de su llegada y rechazaron el evangelio cuando les fue anunciado! Pero Dios tenía reservado a Su pueblo, sus escogidos, los necios, débiles, viles y menospreciados, que sí lo esperaban y lo visitaron, lo sirvieron y fueron discipulados por él mientras estuvo en una casa arraigado esperando su audiencia con el César.
3ª Puede que Dios nos tenga reservado algo mejor.
Ef 3:20-21 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
En las bendiciones que podamos recibir de Dios hay unas buenas y otras que no solo son buenas sino mejores que las esperadas por nosotros. Anhelemos lo mejor para nosotros; lo mejor es lo que Dios desea para nosotros. Tal fue el caso de Moisés, en la vida del cual podemos ver estas tres razones con mucha claridad. Hch 7:23-29 Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. Dios puso en el corazón de Moisés liberar al pueblo de Israel, pero a Su manera. Moisés quería hacerlo a sus cuarenta años, Dios tenía planeado que lo hiciera a los ochenta. Moisés quería hacerlo en sus propias fuerzas, Dios tenía planeado que ni siquiera pudiera comunicarse, por lo que solo podía hacerlo por medio de su hermano Aarón y por medio de una vara. Moisés tenía planeada una liberación por medio de una insurrección militar, pero Dios tenía planeado sacar a Israel con mano fuerte y brazo extendido, con señales, milagros y prodigios. A veces tenemos la vista muy corta y pedimos muy por debajo de lo que Dios quiere o puede hacer. Debemos vivir atentos y sintonizados a los planes y propósitos de Dios cada vez que le pedimos algo, y recordar que somos peregrinos y extranjeros en esta tierra, que estamos de paso, y que lo más importante para Dios es la salvación de los perdidos y él siempre usará nuestras vidas y nuestras necesidades para cumplir Sus propósitos.
La sumisión a la voluntad de Dios asegura la respuesta en el tiempo perfecto de Dios.
Mt 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
1Jn 5:14-15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
¿Por qué a veces Dios no contesta nuestras oraciones?
Cuando estemos pidiendo debemos esperar que se haga la voluntad de Dios. No esperemos que Dios nos conceda algo, cuando ese algo no sea de su agrado. Démonos cuenta de lo siguiente: Aún viendo nosotros que lo solicitado a Dios es algo bueno y sin contradecir los principios bíblicos, a veces no nos contesta, por algunas de las posibles razones siguientes:
1ª Puede que no sea Su tiempo perfecto, y nos lo concederá después de algún tiempo, según su plan.
Tal fue el caso de José el soñador, que fue encarcelado injustamente. Dios le había dado sueños en que él iba a gobernar y a ser una persona en grande autoridad. Sin embargo, pasaron catorce años desde la promesa que le fue dada en sueños (porque José tenía el don de interpretación de sueños y sabía el significado de los suyos propios). Claramente vemos que José pedía a Dios por su libertad física cuando pidió al copero de Faraón que intercediera por él para conseguir su libertad. Pero, ¿se imagina si hubiera salido dos años antes de que faraón tuviera sus propios sueños? No se hubiera cumplido el plan perfecto de Dios de salvar a Israel y a la humanidad entera de la devastación por el hambre. Sin embargo, y a pesar de que José era un hombre espiritual, consagrado a Dios y lleno de fe, Dios no le concedió lo que pedía sino hasta que llegó el tiempo perfecto. ¡Bendito sea Dios! ¡Él y sólo él conoce el tiempo perfecto para contestar nuestras oraciones conforme a Su perfecta voluntad! Si estamos orando con fe, dando gracias, siguiendo los siete pasos para la oración con respuesta y estamos practicando las seis cosas más importantes en la oración, y no llega la respuesta, entonces debemos perseverar en la acción de gracias y esperar con paciencia, porque mientras más tarde la respuesta es porque mayor y más glorioso será el milagro. Cuando pedimos a Dios, estamos concibiendo la respuesta por la fe. Después, cuando cada día damos gracias a Dios por la respuesta creyendo que ya hemos recibido lo que hemos pedido, estamos gestando la respuesta, regando y cuidando la semilla que hemos sembrado. Si somos constantes en orar en privado y pedir a otros que oren con fe por nuestra petición y nosotros oramos por las de otros, entonces podemos acelerar y adelantar el tiempo de Dios para que llegue la respuesta. Eso es verdad para la mayoría de nuestras necesidades. Sin embargo, hay algunas peticiones para las cuales Dios se reserva el tiempo, y nada lo puede ni adelantar ni retrasar, porque Él tiene un plan y propósito perfectos. De ahí la importancia de aprender a orar en el Espíritu y ejercitar los dones de lenguas e interpretación de lenguas. Claramente la Escritura enseña que el que ora en lenguas debe pedir en oración poder interpretarlas. Esa interpretación puede resultar en una profecía, una palabra de ciencia o una revelación. Es entonces cuando el Espíritu Santo nos puede dar la convicción de que nos responderá pero que tenemos que esperar y seguir ejercitando la fe.
2ª Puede que nos sea concedido de otra forma y no como lo esperábamos.
Tal fue el caso de Pablo cuando él pidió a los romanos que lo apoyaran con tres peticiones específicas: Ro 15:30-33 Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros. Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén. En Hch 21 a 28 vemos la respuesta a sus 4 peticiones.
Su primer petición fue contestada “que sea librado de los rebeldes que están en Judea”, pero a la manera de Dios, pues la multitud casi lo mata en el templo y tiene que ser librado por soldados romanos; luego de testificarles es encarcelado y a partir de ahí perseguido con un odio infernal aún dentro de la cárcel, al grado de que tiene que ser trasladado de una cárcel a otra por cuatrocientos setenta soldados.
Su segunda petición “que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta” fue contestada a la manera de Dios. Pablo había recorrido todas las iglesias recogiendo un donativo para los pobres que estaban en Jerusalén. Viajó a Jerusalén a entregar ese donativo económico. En vez de ser festejado y honrado con una fiesta de agradecimiento por tal labor, fue reprendido por los ancianos de la iglesia, y obligado a hacer voto de raparse la cabeza y pagar los votos de otros, para que los judíos vieran que no era cierto lo que se decía de él, que hablaba en contra de Moisés y enseñaba que no circuncidasen a sus hijos ni practicasen la ley. ¡Vaya aceptación de su ofrenda! Pero Pablo sabía que Dios tiene sus maneras y se sometió con agrado a Su voluntad y obedeció a los ancianos.
Su tercer petición “que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios” también fue contestada a la manera de Dios. Pablo era un viajero y él sabía que a veces los viajes no son lo que uno planea. Él pidió a los judíos romanos que Dios le diera un próspero viaje para ir a ellos (Ro 1:10-12) y aquí se los vuelve a pedir. ¿Contestó Dios esa petición? ¡Sí! ¡Pero a su manera! En vez de Pablo llegar en primera clase en un barco de lujo ¡llegó como prisionero en última clase, atado con cadenas, después de pasar semanas a la intemperie en altamar, naufragar, ser mordido por una serpiente venenosa y retrasar su viaje por meses en una isla llamada Malta! ¡Vaya respuesta! Dios respondió, claro, pero a su manera. Pablo solo quería llegar con gozo y tener un viaje próspero a Roma. Pero Dios tenía otros planes, quería que por medio de él el evangelio fuera anunciado a los reyes, autoridades y personas en eminencia en Cesarea, a los soldados romanos que le custodiaban, los presos que le acompañaban y toda la tripulación y viajeros del barco, y de paso a todos los habitantes de la isla de Malta para sembrar una iglesia allí.
Su cuarta petición “que sea recreado juntamente con vosotros” también fue contestada a la manera de Dios. Pablo esperaba ser bien recibido por los judíos en Roma. Pero ¡fue rechazado abiertamente por ellos al grado de que ni siquiera sabían de su llegada y rechazaron el evangelio cuando les fue anunciado! Pero Dios tenía reservado a Su pueblo, sus escogidos, los necios, débiles, viles y menospreciados, que sí lo esperaban y lo visitaron, lo sirvieron y fueron discipulados por él mientras estuvo en una casa arraigado esperando su audiencia con el César.
3ª Puede que Dios nos tenga reservado algo mejor.
Ef 3:20-21 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
En las bendiciones que podamos recibir de Dios hay unas buenas y otras que no solo son buenas sino mejores que las esperadas por nosotros. Anhelemos lo mejor para nosotros; lo mejor es lo que Dios desea para nosotros. Tal fue el caso de Moisés, en la vida del cual podemos ver estas tres razones con mucha claridad. Hch 7:23-29 Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. Dios puso en el corazón de Moisés liberar al pueblo de Israel, pero a Su manera. Moisés quería hacerlo a sus cuarenta años, Dios tenía planeado que lo hiciera a los ochenta. Moisés quería hacerlo en sus propias fuerzas, Dios tenía planeado que ni siquiera pudiera comunicarse, por lo que solo podía hacerlo por medio de su hermano Aarón y por medio de una vara. Moisés tenía planeada una liberación por medio de una insurrección militar, pero Dios tenía planeado sacar a Israel con mano fuerte y brazo extendido, con señales, milagros y prodigios. A veces tenemos la vista muy corta y pedimos muy por debajo de lo que Dios quiere o puede hacer. Debemos vivir atentos y sintonizados a los planes y propósitos de Dios cada vez que le pedimos algo, y recordar que somos peregrinos y extranjeros en esta tierra, que estamos de paso, y que lo más importante para Dios es la salvación de los perdidos y él siempre usará nuestras vidas y nuestras necesidades para cumplir Sus propósitos.