LA VOLUNTAD DE DIOS EN LA ORACIÓN. Parte 2.
La obediencia a la voluntad de Dios al permanecer en Jesús y que Sus palabras permanezcan en nosotros, son el vehículo para una vida de oración eficaz y exitosa.
LA OBEDIENCIA ES UN REQUISITO FUNDAMENTAL PARA QUE NUESTRAS ORACIONES SEAN ESCUCHADAS POR DIOS Y CONTESTADAS FAVORABLEMENTE.
1Jn 3: 21-22 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
Pr 28:9 El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable.
Cuando estamos viviendo conforme a las instrucciones de Jesús (guardando sus mandamientos) podemos estar seguros que Él nos responderá. No podemos vivir en rebeldía y esperando respuestas positivas a la vez. Pr 1:27-33 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová, Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión mía, Comerán del fruto de su camino, Y serán hastiados de sus propios consejos. Porque el desvío de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará a perder; Mas el que me oyere, habitará confiadamente Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.
JESUCRISTO ES NUESTRO EJEMPLO PARA QUE PIDAMOS SIEMPRE ESPERANDO LA VOLUNTAD DE DIOS.
Según Mt 26:39 Jesucristo le dijo al Padre, de acuerdo a la interpretación más aceptada: "No deseo ser crucificado en el calvario, no deseo el sufrimiento que padeceré, no deseo estar clavado en esa cruz". Cristo quiso siempre nuestra salvación, pero en determinado momento llegó a padecer emocionalmente y aún con este padecimiento le dijo al Padre: "PERO NO SEA COMO YO QUIERO SINO COMO TU QUIERES". El Padre bien podía suspender el padecimiento por el cual Cristo ya estaba pasando, pero no lo hizo porque no era Su voluntad. Otra interpretación de este pasaje es que Jesús estaba a punto de morir por la angustia y tristeza emocional que tenía, al punto de que su sudor era como grandes gotas de sangre, lo cual es el preámbulo para un paro cardiaco. Entonces Jesús dice: “Si es posible que pase de mi esta copa”; la copa, de acuerdo con la interpretación Bíblica, representa la muerte; esta copa, se refiere a la muerte inmediata, no a la que iba a padecer en la cruz. En otra palabras, Jesús le está diciendo al Padre: “No quiero morir aquí en el huerto una muerte tranquila, quiero morir en la cruz como se planeó desde antes de la fundación del mundo”. Sin embargo, lo importante en este principio, es que, a pesar de eso, se sometió a la voluntad de Dios “pero no se haga como yo quiero, sino como tú”. Debemos estar siempre conscientes de eso cuando oramos y someter cada petición a la voluntad de Dios.
PERMANECER EN JESÚS Y QUE SUS PALABRAS PERMANEZCAN EN NOSOTROS SON PARTE DE LA OBEDIENCIA QUE DIOS REQUIERE.
Jn 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. ¿Bajo qué condiciones dijo Jesús que podemos pedir todo lo que queremos y nos será hecho? permanecer en Él y que Sus palabras permanezcan en nosotros.
¿Cómo podemos permanecemos en Jesús?
Permanecemos en Jesús básicamente de dos maneras.
(1) Viviendo una vida limpia de pecado.
Cada vez que pecamos, por ignorancia, error, accidente, equivocación, debilidad o por una trampa del maligno, no perdemos nuestra salvación pero si nuestra comunión con el Padre por medio de Jesús. Es entonces cuando debemos aprender a limpiar nuestra alma y restaurar nuestra comunión con Dios para seguir permaneciendo en Jesús. 1Jn 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
(2) Comiendo Su carne y bebiendo Su sangre.
Jn 6:54-56 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Debemos participar del pan y de la copa, discerniendo el cuerpo y la sangre de Jesús. Los primeros cristianos lo hacían todos los días y es una práctica que se ha descuidado mucho en la iglesia el día de hoy en general. Si en tu iglesia no practican esto o lo hacen una vez al año, tú lo debes hacer por lo menos una vez al mes y conforme creces espiritualmente incrementar la frecuencia. Lo puedes hacer solo pero de preferencia en compañía de algún otro creyente o discípulo, y hacerlo conforme a las instrucciones que dejó Jesús, examinando tu corazón antes de hacerlo, poniéndote a cuentas con Dios y con tu prójimo.
¿Cómo permanecen Sus palabras en nosotros?
Debemos tener un conocimiento a fondo de la palabra de Jesús por medio de leer, estudiar y memorizar los evangelios y apocalipsis, para ser guerreros de oración efectivos. Debemos tener Su palabra permaneciendo en nosotros, en abundancia. Para esto debemos “procurar con diligencia presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tenemos de qué avergonzarnos, que usamos bien la palabra de verdad” (2Ti 2:15). Col 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Cuando tenemos la palabra de Cristo morando en nosotros en abundancia sabremos cuál es la voluntad de Dios respecto a cualquier tema que tengamos necesidad de orar, porque la Palabra de Dios es Su voluntad. Por tanto, podemos traer nuestras peticiones con confianza y atrevimiento ante el trono de la gracia. El creyente que camina alineado con la palabra de Jesús nunca pedirá nada fuera de la voluntad de Dios. Si conoce la Palabra, él sabe que es lo que Dios ha prometido y conoce Su voluntad. Si no camina en cercanía con la palabra de Dios, no tendrá una vida de oración exitosa para tener respuesta a sus oraciones. Su vida de oración no será efectiva, porque Jesús claramente estableció: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Estudiar la palabra de Dios es como buscar piedras preciosas. Es casi imposible encontrar piedras preciosas tiradas en el suelo. Por lo general hay que escarbar mucho para llegar a donde están los mayores tesoros. Para aprender las verdades profundas de Dios es necesario escudriñar las Escrituras. Es necesario encontrar en las Escrituras las promesas concernientes a lo que estamos pidiendo, y las condiciones de esas promesas para cumplirlas. Algunas veces la gente pide oración y, cuando se les pregunta sobre qué promesa de la Escritura se están basando y contestan que no tienen una respuesta en particular, entonces no tendrán ninguna respuesta en particular. Si tu petición está de acuerdo a la palabra de Dios y estás cumpliendo con las condiciones que la misma palabra de Dios establece, entonces estás orando conforme a la voluntad de Dios, porque todo lo que Él ha prometido en su palabra es Su voluntad y es Su voluntad todo lo que nos ha provisto en Su palabra. Si has encontrado una promesa en la Palabra de Dios para cada aspecto de la vida, entonces eso significa que sabes cómo orar y puedes tener la seguridad de cuál es Su voluntad antes de orar. Muchas veces, la razón por la que la oración no está funcionando para algunas personas es porque ellos están orando en oscuridad. Están tratando de desatar el poder de Dios pero están apartados de Su palabra y no están cumpliendo las condiciones. Por eso debemos caminar en Su palabra y cumplir Sus condiciones. Mucha parte del tiempo, debido a que fallamos en conocer la palabra de Jesús y en permanecer en Él, titubeamos y tambaleamos cuando pedimos, sin saber hacia donde debemos ir. La oración entonces se convierte en un asunto de desesperación, rogando a Dios que haga algo. Pero cuando conocemos la palabra de Jesús con anticipación, podemos venir a Dios con certeza y confianza. Nadie puede edificar una vida exitosa de oración si no obedece la voluntad de Dios permaneciendo en Jesús y que sus palabras permanezcan en él. Una vida exitosa de oración se construye y se basa en la obediencia a la palabra de Jesús.
La obediencia a la voluntad de Dios al permanecer en Jesús y que Sus palabras permanezcan en nosotros, son el vehículo para una vida de oración eficaz y exitosa.
LA OBEDIENCIA ES UN REQUISITO FUNDAMENTAL PARA QUE NUESTRAS ORACIONES SEAN ESCUCHADAS POR DIOS Y CONTESTADAS FAVORABLEMENTE.
1Jn 3: 21-22 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
Pr 28:9 El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable.
Cuando estamos viviendo conforme a las instrucciones de Jesús (guardando sus mandamientos) podemos estar seguros que Él nos responderá. No podemos vivir en rebeldía y esperando respuestas positivas a la vez. Pr 1:27-33 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová, Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión mía, Comerán del fruto de su camino, Y serán hastiados de sus propios consejos. Porque el desvío de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará a perder; Mas el que me oyere, habitará confiadamente Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.
JESUCRISTO ES NUESTRO EJEMPLO PARA QUE PIDAMOS SIEMPRE ESPERANDO LA VOLUNTAD DE DIOS.
Según Mt 26:39 Jesucristo le dijo al Padre, de acuerdo a la interpretación más aceptada: "No deseo ser crucificado en el calvario, no deseo el sufrimiento que padeceré, no deseo estar clavado en esa cruz". Cristo quiso siempre nuestra salvación, pero en determinado momento llegó a padecer emocionalmente y aún con este padecimiento le dijo al Padre: "PERO NO SEA COMO YO QUIERO SINO COMO TU QUIERES". El Padre bien podía suspender el padecimiento por el cual Cristo ya estaba pasando, pero no lo hizo porque no era Su voluntad. Otra interpretación de este pasaje es que Jesús estaba a punto de morir por la angustia y tristeza emocional que tenía, al punto de que su sudor era como grandes gotas de sangre, lo cual es el preámbulo para un paro cardiaco. Entonces Jesús dice: “Si es posible que pase de mi esta copa”; la copa, de acuerdo con la interpretación Bíblica, representa la muerte; esta copa, se refiere a la muerte inmediata, no a la que iba a padecer en la cruz. En otra palabras, Jesús le está diciendo al Padre: “No quiero morir aquí en el huerto una muerte tranquila, quiero morir en la cruz como se planeó desde antes de la fundación del mundo”. Sin embargo, lo importante en este principio, es que, a pesar de eso, se sometió a la voluntad de Dios “pero no se haga como yo quiero, sino como tú”. Debemos estar siempre conscientes de eso cuando oramos y someter cada petición a la voluntad de Dios.
PERMANECER EN JESÚS Y QUE SUS PALABRAS PERMANEZCAN EN NOSOTROS SON PARTE DE LA OBEDIENCIA QUE DIOS REQUIERE.
Jn 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. ¿Bajo qué condiciones dijo Jesús que podemos pedir todo lo que queremos y nos será hecho? permanecer en Él y que Sus palabras permanezcan en nosotros.
¿Cómo podemos permanecemos en Jesús?
Permanecemos en Jesús básicamente de dos maneras.
(1) Viviendo una vida limpia de pecado.
Cada vez que pecamos, por ignorancia, error, accidente, equivocación, debilidad o por una trampa del maligno, no perdemos nuestra salvación pero si nuestra comunión con el Padre por medio de Jesús. Es entonces cuando debemos aprender a limpiar nuestra alma y restaurar nuestra comunión con Dios para seguir permaneciendo en Jesús. 1Jn 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
(2) Comiendo Su carne y bebiendo Su sangre.
Jn 6:54-56 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Debemos participar del pan y de la copa, discerniendo el cuerpo y la sangre de Jesús. Los primeros cristianos lo hacían todos los días y es una práctica que se ha descuidado mucho en la iglesia el día de hoy en general. Si en tu iglesia no practican esto o lo hacen una vez al año, tú lo debes hacer por lo menos una vez al mes y conforme creces espiritualmente incrementar la frecuencia. Lo puedes hacer solo pero de preferencia en compañía de algún otro creyente o discípulo, y hacerlo conforme a las instrucciones que dejó Jesús, examinando tu corazón antes de hacerlo, poniéndote a cuentas con Dios y con tu prójimo.
¿Cómo permanecen Sus palabras en nosotros?
Debemos tener un conocimiento a fondo de la palabra de Jesús por medio de leer, estudiar y memorizar los evangelios y apocalipsis, para ser guerreros de oración efectivos. Debemos tener Su palabra permaneciendo en nosotros, en abundancia. Para esto debemos “procurar con diligencia presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tenemos de qué avergonzarnos, que usamos bien la palabra de verdad” (2Ti 2:15). Col 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Cuando tenemos la palabra de Cristo morando en nosotros en abundancia sabremos cuál es la voluntad de Dios respecto a cualquier tema que tengamos necesidad de orar, porque la Palabra de Dios es Su voluntad. Por tanto, podemos traer nuestras peticiones con confianza y atrevimiento ante el trono de la gracia. El creyente que camina alineado con la palabra de Jesús nunca pedirá nada fuera de la voluntad de Dios. Si conoce la Palabra, él sabe que es lo que Dios ha prometido y conoce Su voluntad. Si no camina en cercanía con la palabra de Dios, no tendrá una vida de oración exitosa para tener respuesta a sus oraciones. Su vida de oración no será efectiva, porque Jesús claramente estableció: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Estudiar la palabra de Dios es como buscar piedras preciosas. Es casi imposible encontrar piedras preciosas tiradas en el suelo. Por lo general hay que escarbar mucho para llegar a donde están los mayores tesoros. Para aprender las verdades profundas de Dios es necesario escudriñar las Escrituras. Es necesario encontrar en las Escrituras las promesas concernientes a lo que estamos pidiendo, y las condiciones de esas promesas para cumplirlas. Algunas veces la gente pide oración y, cuando se les pregunta sobre qué promesa de la Escritura se están basando y contestan que no tienen una respuesta en particular, entonces no tendrán ninguna respuesta en particular. Si tu petición está de acuerdo a la palabra de Dios y estás cumpliendo con las condiciones que la misma palabra de Dios establece, entonces estás orando conforme a la voluntad de Dios, porque todo lo que Él ha prometido en su palabra es Su voluntad y es Su voluntad todo lo que nos ha provisto en Su palabra. Si has encontrado una promesa en la Palabra de Dios para cada aspecto de la vida, entonces eso significa que sabes cómo orar y puedes tener la seguridad de cuál es Su voluntad antes de orar. Muchas veces, la razón por la que la oración no está funcionando para algunas personas es porque ellos están orando en oscuridad. Están tratando de desatar el poder de Dios pero están apartados de Su palabra y no están cumpliendo las condiciones. Por eso debemos caminar en Su palabra y cumplir Sus condiciones. Mucha parte del tiempo, debido a que fallamos en conocer la palabra de Jesús y en permanecer en Él, titubeamos y tambaleamos cuando pedimos, sin saber hacia donde debemos ir. La oración entonces se convierte en un asunto de desesperación, rogando a Dios que haga algo. Pero cuando conocemos la palabra de Jesús con anticipación, podemos venir a Dios con certeza y confianza. Nadie puede edificar una vida exitosa de oración si no obedece la voluntad de Dios permaneciendo en Jesús y que sus palabras permanezcan en él. Una vida exitosa de oración se construye y se basa en la obediencia a la palabra de Jesús.