Usa lo que Dios te ha dado.
Por cuanto nosotros mismos hemos sido moldeados en todas estas partes, excelentemente formadas y operando maravillosamente, en el cuerpo de Cristo, sigamos adelante y seamos aquello para lo que fuimos creados. Ro 12:5
Lo que eres es el don de Dios para ti; lo que haces contigo mismo es el don tuyo para Dios.Proverbio danés.
Dios merece lo mejor de ti.
Él nos formó con un propósito, y espera que explotes al máximo lo que te ha dado. Él no quiere que envidies ni te preocupes de las habilidades que no posees, sino que te enfoques y uses los talentos que te ha dado. Cuando intentes servir a Dios de maneras para las que no estás formado, es como meter un cubo a la fuerza dentro de un círculo, es frustrante y produce resultados limitados. También es una pérdida de tu tiempo, de tu talento y de tu energía. La mejor manera de vivir tu vida es sirviendo a Dios de acuerdo a tu FORMA, para o cual debes descubrir tus dones, aprender a aceptarlos y a disfrutarlos de modo que puedas desarrollarlos a su máxima expresión.
DESCUBRE TU FORMA.
La Biblia dice: “No actúes desconsideradamente, sino trata de encontrar y hacer lo que sea que el Señor quiere que hagas”.. No dejes que otro día se te vaya. Comienza a encontrar y clarificar lo que Dios quiere que seas y hazlo.
Comienza evaluando tus dones y recursos.
Tómate un tiempo, mira honestamente en lo que eres bueno y en lo que no lo eres. Pablo aconsejó: “Trata de tener un estimado sano de tus capacidades”. Haz una lista. Pregúntales a otras personas su opinión sincera. Diles que estás buscando la verdad y no cumplidos. Los dones espirituales y las habilidades naturales son siempre confirmados por otros. Si piensas que has sido dotado para ser maestro o cantante y otra persona no está de acuerdo contigo, ¿qué crees? Si quieres saber si tienes el don de liderazgo, ¡pues mira sobre tus hombros! Si nadie te sigue, no eres un líder. Haz preguntas como estas: ¿Dónde he visto frutos en mi vida que otras personas puedan confirmarlos? ¿En qué he visto que soy exitoso? La evaluación de tus dones espirituales y los inventarios de tus habilidades pueden tener valor, pero son limitados en su utilidad. En primer lugar, están estandarizadas de manera que no cuentan dentro de tu singularidad. Segundo, no hay definición de los dones espirituales enlistados en
Considera las oportunidades y la personalidad.
Pablo aconsejó: “Haz una exploración cuidadosa de quién eres y el trabajo que estás haciendo para que entonces te sumerjas en él”. Otra vez, esto ayuda a recibir retroalimentación de quienes mejor te conocen. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que realmente disfruto hacer? ¿Cuándo me siento vivo completamente? ¿Qué es lo que hago cuando pierdo la noción del tiempo? ¿Me gusta la rutina o la variedad? ¿Prefiero servir en equipo o por mí mismo? ¿soy introvertido o extrovertido? ¿Soy más pensador que perceptivo? ¿en qué disfruto más, compitiendo o cooperando?
Examina tus antecedentes y extrae las lecciones que aprendiste.
Revisa tu vida y piensa en cómo ha sido formada. Moisés les dijo a los israelitas: “Recuerden hoy lo que han aprendido acerca del Señor a través de sus experiencias con Él”. Olvidar las experiencias no es bueno. Esta es una buena razón para mantener un diario espiritual. Pablo, preocupado por los creyentes de Galacia, no podía desaprovechar el dolor que ellos habían pasado, así que les dijo: “¿Fueron todas sus experiencias desaprovechadas? ¡Espero que no!” Raras veces vemos el buen propósito de Dios en el dolor, el fracaso o la vergüenza mientras lo vivimos. Cuando Jesús le lavó los pies a Pedro, le dijo: “Tú no sabes ahora lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás”. Sólo en retrospectiva entendemos cómo Dios usa los problemas para bien. Extraer las lecciones de tus experiencias toma tiempo. Te recomiendo que tomes un fin de semana completo para un retiro y hagas una revisión de tu vida, en la que puedas hacer un alto para que veas cómo Dios ha trabajado en momentos decisivos en tu vida y consideres cómo quiere que uses esas lecciones para ayudar a otros. Hay recursos que pueden ayudarte en esto.
ACEPTA Y DISFRUTA TU FORMA.
Dado que Dios conoce lo que es mejor para ti, deberías aceptar con gratitud cómo te hizo.
MANTENTE DESARROLLANDO TU FORMA.
La parábola de los talentos nos enseña que Dios espera de nosotros que hagamos lo máximo con lo que Él nos da. Debemos cultivar nuestros dones y habilidades, manteniendo nuestros corazones ardientes, creciendo en nuestro carácter y personalidad, ampliando nuestras experiencias de manera que cada vez seamos más eficaces en nuestro servicio. Pablo les dijo a los Filipenses: “Que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio”, y le recordó a Timoteo que “avives la llama del don de Dios que recibiste”. Si no ejercitas tus músculos, se debilitan y atrofian. De la misma manera, si no utilizas las habilidades y destrezas que Dios te ha dado, las perderás. Jesús enseñó la parábola de los talentos para enfatizar esta verdad. Refiriéndose al siervo que fracasó al usar su único talento, el dueño dijo: “Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil”. Si no usas lo que se te ha dado, lo perderás; usa la habilidad que ya tienes y Dios la aumentará. Pablo le dijo a Timoteo: “Asegúrate de usar las habilidades que Dios te ha dado... Ponlas a trabajar”. Cualquiera de los dones que hayas recibido podrá crecer y desarrollarse mediante la práctica. Por ejemplo, nadie tiene el don de la enseñanza totalmente desarrollado, pero con estudio, retroalimentación y práctica, el “buen” maestro podrá convertirse en uno mejor y, con el tiempo, crecerá y se convertirá en un maestro excelente. No te conformes con tener un don desarrollado a medias, esfuérzate al máximo para aprender todo lo que puedas. “Concéntrate en hacer lo mejor para Dios, trabajo del cual no te avergonzarás”. Aprovecha cada oportunidad de entrenamiento para desarrollar tu forma y tus destrezas de servicio. En el cielo estaremos sirviendo a Dios por siempre. Pero ahora mismo nos podemos preparar para el servicio eterno practicando aquí. Igual que los atletas que se preparan para las Olimpiadas, nos mantendremos entrenando para ese gran día: “Ellos hacen esto por una medalla de oro que se deslustra y palidece. Tú vas detrás de una que es de oro eterno”. Estamos preparándonos para las responsabilidades y recompensas eternas.