miércoles, 7 de diciembre de 2011

Tema del dia 104

¿ES BÍBLICO ESPERAR PARA RECIBIR EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO? 
Ser llenos del Espíritu Santo cada día debería ser la experiencia de todos los creyentes


Esperar ha sido considerado por muchos como un pre-requisito para recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Naturalmente debemos esperar ante el Señor, esperar en oración y ayuno ardientemente ante Dios. Pero es lamentable que muchos confunden esto con el bautismo en el Espíritu, y están esperando y orando y alzando la voz y agonizando para recibir el bautismo en el Espíritu Santo, pero eso no es necesario. Antes del día de Pentecostés, Jesús dijo a sus discípulos: quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto (Lc 24:49). Algunos han supuesto que esta es la fórmula Bíblica para recibir al Espíritu Santo. No obstante, si fuera una fórmula para recibir, no tendríamos ningún derecho a sacar la palabra “Jerusalén” de Contexto. Jesús no solo les dijo que esperaran o “se detuvieran”, les dijo que esperaran en Jerusalén. ¿Por qué no les dijo que se detuvieran en Belén? ¿por qué no les dijo que se detuvieran en Jericó? Era necesario que esperaran en Jerusalén porque la iglesia debía tener ahí sus inicios. Hch 2:1-4 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; Y se les aparecieron lenguas repartidas, como fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Los discípulos esperaban que llegara el día de Pentecostés; no esperaban una experiencia. No estaban únicamente esperando a que el Espíritu Santo los llenara. Si eso fuera cierto, la Biblia diría, “Cuando estuvieron completamente listos, entonces apareció el Espíritu Santo”. Pero no dice eso, dice “Cuando llegó el día de Pentecostés…” Eso es lo que esperaban: ese día. Después del día de Pentecostés no hay registro en ninguna parte de la Biblia de que hayan esperado, alzado la voz, agonizado, cantado, luchado o esperado para ser bautizados con el Espíritu Santo. Alguien dijo: “Yo creo en recibir al Espíritu Santo a la antigua”. De hecho, no hay modo más antiguo que los Hechos de los Apóstoles. Busquemos en Hechos y veamos como lo hicieron y sigamos su ejemplo para que la gente se llene con el Espíritu Santo. Leyendo todo el Libro de Hechos, alguien que sea un estudioso de la Biblia podría suponer que está leyendo algo que sucedió en un periodo de algunos días, o incluso algunos años. Sin embargo los eventos descritos en el libro abarcan varios años. Ocho años después del Día de Pentecostés nos encontramos con Felipe llevando el Evangelio a la gente de Samaria.


CREYENTES LLENOS EN SAMARIA. 
Hch 8:5-8 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad. 


El gozo no es forzosamente una evidencia de estar lleno con el Espíritu Santo. Esta gente tenía gran gozo antes de estar llena con el Espíritu. Podemos tener gozo antes y podemos tener gozo después. Es digno de gozo ser salvado. Es digno de gozo ser sanado. Es digno de gozo disfrutar las bendiciones de Dios. Hch 8:12-17 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Felipe tuvo un resurgimiento en Samaria. Cientos de personas debieron ser salvadas, sanadas y liberada-s, y todas recibieron el bautismo en el Espíritu Santo sin necesidad de esperar, sin rezos, sin agonizar, sin excepción o desilusión. 


CREYENTES LLENOS EN LA CASA DE CORNELIO
Diez años después del Día de Pentecostés, la Biblia nos cuenta la visita de Pedro a la casa de Cornelio para llevar el evangelio. En Hechos 10 podemos ver que un ángel se le aparece a Cornelio y le dice que envíe a alguien a Jope y que busque en la casa de un tal Simón Curtidor a Pedro, quien te hablará palabras por las cuales será salvo tú, y toda tu casa (Hch 11:14). Ni Cornelio ni su familia eran salvos. Eran prosélitos judíos. No sabían que Jesús había muerto y resucitado. Una persona no puede salvarse sin haber escuchado el evangelio, así que Pedro les predicó. Creyeron y nacieron de nuevo mientras Pedro aún hablaba y recibieron el Espíritu Santo al creer y al mismo tiempo el bautismo en el Espíritu Santo antes de que Pedro terminara su mensaje. Hch 10:44-46 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Notemos que fueron salvados y bautizados en el Espíritu Santo, sin detenerse, sin esperar, rezar o cantar. Cometemos un error al creer que las cosas van a suceder de cierta manera. Dios no siempre tiene métodos predeterminados. Mientras Pedro aún hablaba, la gente nació de nuevo y fue bautizada en el Espíritu Santo. 


CREYENTES LLENOS EN EFESO
Veinte años después del día de Pentecostés, Pablo viajó a Éfeso. Allí conoció a ciertos discípulos a quienes bautizó en el Espíritu Santo: Hch 19:1-3,6 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Como podemos ver, esos creyentes nunca habían oído hablar del Espíritu Santo. Pero cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos y hablaron en lenguas y profetizaron. Cada uno de ellos, sin esperar, sin alabar y sin detenerse, fue lleno del Espíritu Santo. Pablo les dijo: ¿Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron? No les dijo: “¿Alguien oró para que Dios vertiera el Espíritu Santo sobre ustedes?”. Pablo no les mando que esperaran en oración para ser llenos. No. Los bautizó en agua y luego les impuso las manos como manda Jesús ¡y fueron bautizados en el Espíritu Santo!  No tenemos que esperar cinco años, meses o semanas, ni siquiera cinco minutos. El bautismo en el Espíritu Santo es un regalo que todos los creyentes pueden recibir ahora mismo. Ahora, lo más importante es entender que el bautismo en el Espíritu Santo no es un fin en sí mismo, sino un medio por el cual Dios quiere que cumplamos Sus propósitos, los cuales giran alrededor del evangelismo, de alcanzar a los perdidos para Cristo. ¡Todo lo que hacemos en la vida debe girar alrededor del evangelismo!